
En los recovecos del tiempo olvidado yace una historia, apenas sostenida por un puñado de testigos vivos, apenas capaces de recordarla. ¿Qué desató aquella gran guerra? ¿Hambre insaciable? ¿Ira que devoraba almas? ¿Venganza que clamaba justicia? Podría ser cualquier motivo, o tal vez todos a la vez, pues la verdad se desvaneció entre las sombras.
Antes de ser nombrado como un infierno,, el segundo círculo era un abismo de caos, donde los demonios se desgarraban y morian en una vorágine de destrucción que ansiaba devorarlo todo.
Tras los pasos de aquel demonio, solo quedaba el fuego, un fuego carmesí que ardía con una belleza salvaje, consumiendo todo a su paso sin dejar más que cenizas al viento.
Montañas de cadáveres se alzaban a su alrededor, devoradas por las llamas, testigos mudos de la crueldad de aquellos ojos dorados, que arrebataban vidas con frialdad imperturbable, ajena a cualquier emoción, sumida en la apatía más profunda. Había aprendido a convivir con esa desoladora realidad.
Cada vez que pisaba el campo de batalla, sus enemigos se paralizaban de pavor ante su presencia. Una figura esbelta, de rasgos exquisitos y ojos dorados, envuelta en llamas danzantes, un espectáculo tétrico incluso para sus camaradas, que se mantenían a distancia cuando aquel demonio entraba en acción.
⠀⠀⠀⠀⠀—❝Aburrido, aburrido... esto es sumamente aburrido❞, se quejaba, sentado sobre una roca, contemplando la macabra escena de cadáveres en llamas.
⠀⠀⠀⠀⠀—"Por favor que alguien ponga fin a esta guerra de una vez por todas. Seguro hay cosas mucho mas divertidas y emocionantes que hacer que solo matarnos unos a los otros❞ susurraba al viento, con un gesto de fastidio en su rostro.
Mientras murmuraba sus lamentos en el vacío, una mano cálida reposó en su hombro.
⠀⠀⠀⠀⠀—”¿Y por qué no lo haces tú? Termina esta guerra”, preguntó aquel ser que destacaba entre la oscuridad, con una sonrisa radiante y unos ojos llenos de luz, como una flor en medio del desierto, una rareza inesperada en aquel lugar de desolación, el único que podía llamar amigo…o quizá algo mas, la única fuente de sonrisas de aquel demonio.
¿Terminar la guerra el? pfff…soñaba en grande seguramente
. . .
¿Cuánto tiempo había transcurrido desde entonces? ¿Cuántas vidas habían sido consumidas por aquellas llamas suyas? Pero ahora, al fin, llegaba el momento de poner fin a la masacre. Finalmente, aquella guerra sin sentido hallaría su epílogo.
Alzando la mirada al cielo nocturno, donde las tres lunas caprichosas se mostraban juntas una vez más después de tanto tiempo, como si celebraran el desenlace de la tragedia que había envuelto aquella tierra.
Y entonces, una sola lanza de fuego perforó el pecho del tirano, marcando el final de la obra macabro y el inicio de un espectáculo mucho mas emocionante al cual asistir